El asunto de la crisis ambiental aparentemente ha rebasado el estatus de mero sentimiento de culpa adjunto al consumismo y se ha colocado como problema central de la política internacional, incluso se le ha clasificado como “amenaza existencial” para la humanidad. Inserto en esta dinámica de decadencia ecológica, nos encontramos con Desarrollo non sancto, libro que a pesar de tener en la portada la basílica de San Pedro y un alarmante latinajo en el título, se caracteriza por su mínimo contenido doctrinal cristiano.
Coordinado por Adrian E. Beling y Julien Vanhulst, el libro está dividido en 3 secciones además de dos breves prólogos y una introducción. Cada sección trata de algún aspecto del involucramiento de la Iglesia en el problema ambiental, y está compuesta por dos o tres ensayos y una sección de entrevistas. La idea de conformar este volumen surge de la encíclica Laudato si' sobre el cuidado de la casa común, que publica el papa Francisco en el 2015 anticipándose a los Objetivos de Desarrollo Sustentable (ODS) y al Acuerdo de París que coordinó la ONU. Su propósito es entonces mostrar las diferencias y similitudes que existen entre ellos, al mismo tiempo que señalar su potencial como detonante de un cambio profundo en la sociedad.
Si no se tenía conocimiento previo de Laudato si', a través del primer capítulo se puede entrar en materia. En él, Enrique Leff menciona lo más característico del documento y comienza a perfilar la clase de comentarios que se desarrollarán más adelante. En realidad, lo más notorio de la encíclica es que otorga gran libertad a las diferentes posiciones ambientalistas que dan color al panorama socio-político actual; especialmente se adapta a las que han surgido en el ámbito latinoamericano. Critica al extractivismo despiadado y la deificación del mercado, critica también a la razón técnica o instrumental que conduce a un “antropocentrismo desviado”, pregona la interrelación de todos los fenómenos socio-ecológicos, y pone como eje central de un nuevo orden emanado de la justicia al Pluralismo.
Con estos sencillos puntos mencionados, a través de los siguientes capítulos las participaciones de los demás autores irán dando voz a diversos discursos. El tono que permea al libro de principio a fin es el de la crítica a la Modernidad; se declara y se define la “crisis civilizatoria” por la que atraviesa el mundo, al mismo tiempo que se aborrece cualquier pretensión de rescatar el concepto mismo de Desarrollo (como lo hacen los ODS y el Acuerdo de París). En más de un ensayo se habla de que el principal problema es el antropocentrismo objetivizante, monocultural y patriarcal. Para los autores es necesario descartar cualquier pretensión de universalidad, de lo Uno; en este punto difieren con la proposición papal, que en vez de ello sugiere el volver a la “figura de un Padre creador y único dueño del mundo” como la única salida a la racionalidad instrumental que se ha vuelto una hybris.
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Papa Francisco en el sínodo amazónico, 2019 |
Entre más se avanza en el contenido de los diferentes capítulos uno llega a preguntarse la razón profunda detrás de la encíclica y del libro. Justo en el momento en el cual a un nivel global se perfila una “crisis civilizatoria”, justo cuando precisamente se ponen en tela de juicio muchas de las aportaciones de la Ilustración al mundo occidental, el Vaticano se descuella por un nuevo “ecumenismo” que, al menos en discurso, habla de recoger las aportaciones de distintas filosofías, saberes, religiones y de la ciencia para alcanzar un nuevo estadio; formar una nueva ética plural que pueda ser verdaderamente adoptada por todos. ¿Estará con esto declarando que el camino a la salvación está también en manos de los paganos y los ateos? Pareciera que la Iglesia católica está dejando ir una gran oportunidad de volver a expandir su influencia por el mundo occidental. ¿O será acaso que el Vaticano con esta “movida” en realidad se está aprovechando maquiavélicamente de las fuerzas disgregadoras del posmodernismo para sus fines? A diferencia de las propuestas que se mencionan en el libro, la propuesta papal sí aboga por una verdadera Autoridad Política Mundial, un Tribunal Internacional contra los Delitos Ambientales que sea capaz de poner límites a la ambición desmedida donde quiera que asome. Quizá el papa no es tan ingenuo y sabe que el Pluralismo significa muy poco sin las instituciones represoras necesarias para mantener una estabilidad. Con toda seguridad, esta aproximación a los problemas internacionales ocasionará divisiones dentro del catolicismo y molestia en sus aliados tradicionales. A pesar de nunca dirigir sus ataques en contra de la burguesía o el Capitalismo, sí ataca a la lógica de acumulación y declara suicida la idea ilusoria de un crecimiento ilimitado. Se opone también al “modo de vida imperial” aspiracionista que se vende como una promesa incumplible de consumismo, y hace un llamamiento a “escuchar el grito de la Tierra y de los pobres”; lo cual tiene reminiscencias de aquella conocida frase de Marx: "El capitalismo tiende a destruir sus dos fuentes de riqueza: la naturaleza y el ser humano."
Me pareció interesante la participación de Maria Luisa Eschenhagen cuando habla acerca del “Buen vivir” o Suma qamaña de los pueblos sudamericanos y del punto de contacto que el Budismo encuentra con la encíclica para fundar una nueva ética socio-ambiental. Respecto a lo primero, describe de manera efectiva las concepciones del mundo holísticas en las que todos los factores que hacen posible la vida se interrelacionan y se tiñen de sacralidad a través de los ciclos rituales. Asegura, me parece que con mucha insistencia, la dificultad (casi imposibilidad) de una traducción real de los conceptos aymaras a los términos occidentales-modernos; incluso, citando a Boaventura Sousa Santos, declara que es necesario deshacerse del concepto de traducción y adoptar la multilingualidad. Definitivamente suena como algo útil, lástima que no profundice al respecto. En cuanto a lo segundo, más bien lo aborda de una manera algo superficial al dedicarse a narrar la historia de Gautama Buda y recapitular las 4 Nobles Verdades del Budismo. La parte más efectiva de su argumentación recae en dejar patente que los valores culturales del sistema económico actual se oponen diametralmente a los principios budistas para liberar al hombre del sufrimiento.
Es común escuchar el discurso romántico de la vida de los antiguos pobladores de América y de su armonía con la tierra; sin embargo, se suelen pasar desapercibidas las estrictas reglas calendáricas bajo las que se regían y su patente militarismo. En el texto, en un par de ocasiones, se dice que no se está idealizando a los pueblos indígenas, sin embargo, no puedo dejar de percibir la figura del “buen salvaje” una y otra vez. Una sociedad futura que busque ser estática (o reducir el crecimiento al mínimo) se enfrentaría pronto a los autoritarismos tradicionalistas o colectivistas, y las libertades se verían mermadas. ¿Cómo podría existir una humanidad verdaderamente plural, si el “modo de vida imperial” estará fuera de toda discusión? ¿cómo convencerán a las masas urbanas de adoptar un nuevo modo de vida más cercano a lo rural? El tema de la violencia y la guerra, sólo es mencionado por Alberto Acosta cuando admite que para garantizar los “buenos convivires” será necesario propiciar la paz mundial y alentar un desarme masivo. Destinar el presupuesto militar a las necesidades más apremiantes de la humanidad; lo cual es bastante ingenuo.
Desarrollo non sancto presenta posiciones radicales frente al cambio civilizatorio que lleva al menos 20 años vaticinándose; integra a la discusión las propuestas papales, y opone ambos puntos de vista a los discursos propuestos por la ONU (que se presentan como insuficientes, continuistas, y casi nocivos). Creo, sin embargo, que este libro puede no ser adecuado como introducción al tema, pues resulta confuso por su ordenamiento y se necesitan lecturas previas para entenderlo mejor. Estoy seguro que su contenido incomodará a los lectores conservadores y católicos; no solo por lo que se declara en él (relativización de las bondades del desarrollo económico, oposición al concepto de verdad, ciencia y tecnología, oposición al conocimiento experto y su colonialidad, etc.), sino porque en muchas ocasiones el papel de la religión toma un segundo plano. Sólo el ensayo de Pirmin Spiegel, que se encarga específicamente del activismo internacional eclesiástico en el ámbito socio-ecológico, le da centralidad. En fín, este título abona su parte a los debates acerca de un Nuevo Orden, que aunque aún se encuentran en un estado embrionario, comienzan a tomar mayor ímpetu. El target market al cual está dirigido aún es una incógnita para mí, pero creo que las personas con inclinaciones políticas de izquierda lo aprovecharán mucho más.